El desierto donde descansar

21 de julio de 2024 

"Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco."

Marcos 6,31

Parece que así como a los discípulos que volvieron de la misión, Jesús les hace esta invitación, no deja de tener cierto paralelismo con lo que nos ha pasado a nosotros. Hemos trabajado en la misión que cada uno de nosotros tenemos asignada y llega el verano, y con él el deseo (y la necesidad) de un merecido descanso. Hasta ahí, todo correcto.

Pero, ¿qué entendemos por descanso?, ¿es el mismo al que se refiere Jesús? Parece que no. Al que somos invitado por Él tiene dos particularidades. La primera es que no nos manda al un lugar paradisiaco como el que muchas veces vemos en las vallas publicitarias y en la televisión, con playas de arena fina, donde la gente toma bebidas refrescantes y hay mucho bullicio; tampoco nos envía a algún lugar de montañas y prados frescos. Nos envía  y encima a descansar al lugar donde la inmensa mayoría no elegiríamos: el desierto.

El desierto es el lugar donde el Señor nos acompaña, donde nos seduce, donde nos permite conocernos, y lo más importante, conocerlo a Él. Es el lugar en el cuál lo tenemos más cercano que nunca. Por eso es importante que vayamos con Él porque como dice en otro evangelio paralelo: "venid a mí todos los que estáis cansado y agobiado".

Dejemos que Dios prepare y haga realidad nuestro descanso y la pregunta más importante no es donde, sino con quien. Con Él, siempre con Él.




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